El nuevo año lo comenzamos con nuevas subidas, electricidad, Gas, transportes etc. Las tarifas eléctricas han subido desde el 2008 a 2011, un 50 % aproximadamente.
¿Cuanto a subido los sueldos, las pensiones?
¿Como ciudadano y como barrio que podemos hacer?
El precio de la luz ha subido un 9,8%. Las tarifas que nos ofrecen las propias compañías eléctricas nos sirven de guía para rebajar de forma sustancial el importe del recibo de la luz. Utilizar bombillas de bajo consumo y usar bien el termostato pueden hacer lo demás para darle una alegría al bolsillo.
Tras la subida del 9,8% del precio de la luz, y a las puertas ya del comienzo del cuarto año desde que empezó la crisis económica, meter la tijera al recibo de la luz es más una necesidad que una recomendación. Estas son las principales recomendaciones para rebajar la factura.
-Distintas tarifas. Las empresas de electricidad pueden ofrecernos tarifas diferentes, que están basadas en lo que consumimos a lo largo del día. Por ejemplo, de 12 del mediodía a 10 de la noche (en invierno, pues en verano es hasta las 11 de la noche), pagaremos más por el consumo porque son horas en las que todo el mundo consume más electricidad.
-Horario. Desde las 10 de la noche hasta las 12 de la mañana pagaremos menos. Las compañías “premian” con precios bajos a quienes consuman en estas horas. Si somos capaces de conectar lavadoras y aparatos por la mañana (tarifa valle), y tener pocos aparatos por la tarde (hora punta), entonces gozaremos de tarifas bajas.
-Cuidado con las tardes. Si consumimos más electricidad por la tarde, estamos condenados a pagar más. En cualquier caso, todas las compañías deben ofrecer precios para estos tramos, y dar la libertad al consumidor de elegir esas tarifas, o bien acogerse a la Tarifa Último Recurso, que es fija.
-Aprovechar la tecnología. El uso de bombillas de bajo consumo puede ahorrar entre un 75% y un 80% de energía. Además, estas bombillas duran hasta ocho veces más. También es importante adquirir electrodomésticos de clase energética A. Consumen hasta un 70% menos de energía que otro de clase G.
-Evitar el stand by. Cuando no se vayan a utilizar, los electrodomésticos como las televisiones, los videos o los equipos de música deben ser apagados. Son muy recomendables los enchufes con botón. Cuando los aparatos no se utilicen, ponerlos en posición de off produce ahorros.
-Usar bien el termostato. Una temperatura razonable es 20 grados centígrados. Hay que recordar que cada grado de más aumenta el consumo de energía en alrededor de un 7%.
-Descongelar el frigorífico. La escarcha provoca una aislamiento que puede elevar el gasto del frigorífico hasta un 20%. Por lo tanto, es recomendable descongelar y limpiar cada cierto tiempo. La suciedad y el hielo hacen trabajar más –y por lo tanto, consumir más- al aparato.
-La lavadora clave. Hasta el 85% de la energía que consume una lavadora corresponde al calentamiento del agua. Para ahorrar es necesario utilizarla al máximo de su capacidady usar detergentes líquidos, que no obligan a las lavadoras al máximo esfuerzo. Los lavavajillas también deben ser usados con la carga máxima. Hay que tener en cuenta que lavar vasos y platos a mano puede ser hasta un 60% más caro.
-Distintas tarifas. Las empresas de electricidad pueden ofrecernos tarifas diferentes, que están basadas en lo que consumimos a lo largo del día. Por ejemplo, de 12 del mediodía a 10 de la noche (en invierno, pues en verano es hasta las 11 de la noche), pagaremos más por el consumo porque son horas en las que todo el mundo consume más electricidad.
-Horario. Desde las 10 de la noche hasta las 12 de la mañana pagaremos menos. Las compañías “premian” con precios bajos a quienes consuman en estas horas. Si somos capaces de conectar lavadoras y aparatos por la mañana (tarifa valle), y tener pocos aparatos por la tarde (hora punta), entonces gozaremos de tarifas bajas.
-Cuidado con las tardes. Si consumimos más electricidad por la tarde, estamos condenados a pagar más. En cualquier caso, todas las compañías deben ofrecer precios para estos tramos, y dar la libertad al consumidor de elegir esas tarifas, o bien acogerse a la Tarifa Último Recurso, que es fija.
-Aprovechar la tecnología. El uso de bombillas de bajo consumo puede ahorrar entre un 75% y un 80% de energía. Además, estas bombillas duran hasta ocho veces más. También es importante adquirir electrodomésticos de clase energética A. Consumen hasta un 70% menos de energía que otro de clase G.
-Evitar el stand by. Cuando no se vayan a utilizar, los electrodomésticos como las televisiones, los videos o los equipos de música deben ser apagados. Son muy recomendables los enchufes con botón. Cuando los aparatos no se utilicen, ponerlos en posición de off produce ahorros.
-Usar bien el termostato. Una temperatura razonable es 20 grados centígrados. Hay que recordar que cada grado de más aumenta el consumo de energía en alrededor de un 7%.
-Descongelar el frigorífico. La escarcha provoca una aislamiento que puede elevar el gasto del frigorífico hasta un 20%. Por lo tanto, es recomendable descongelar y limpiar cada cierto tiempo. La suciedad y el hielo hacen trabajar más –y por lo tanto, consumir más- al aparato.
-La lavadora clave. Hasta el 85% de la energía que consume una lavadora corresponde al calentamiento del agua. Para ahorrar es necesario utilizarla al máximo de su capacidady usar detergentes líquidos, que no obligan a las lavadoras al máximo esfuerzo. Los lavavajillas también deben ser usados con la carga máxima. Hay que tener en cuenta que lavar vasos y platos a mano puede ser hasta un 60% más caro.
La bombilla. En abril de 1879, Edison abordó las investigaciones sobre la luz eléctrica. La competencia era muy enconada y varios laboratorios habían patentado ya sus lámparas. El problema consistía en encontrar un material capaz de mantener una bombilla encendida largo tiempo. Después de probar diversos elementos con resultados negativos, Edison encontró por fin el filamento de bambú carbonizado. Inmediatamente adquirió grandes cantidades de bambú y, haciendo gala de su pragmatismo, instaló un taller para fabricar él mismo las bombillas. Luego, para demostrar que el alumbrado eléctrico era más económico que el de gas, empezó a vender sus lámparas a cuarenta centavos, aunque a él fabricarlas le costase más de un dólar; su objetivo era hacer que aumentase la demanda para poder producirlas en grandes cantidades y rebajar los costes por unidad. En poco tiempo consiguió que cada bombilla le costase treinta y siete centavos: el negocio empezó a marchar como la seda. En la imagen, a la izquierda, dibujo de la célebre patente nº 223.898. A la derecha, una de las primeras bombillas producidas, utilitzada en una demostración en el laboratorio de Menlo Park, durante las navidades de 1879

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