miércoles, 5 de enero de 2011

FELIZ DÍA DE REYES

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Los Reyes son verdad. Te cuento:

"Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a
escucharle como todos 
los días lo que su hija le contaba de sus
actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con
miedo, le dijo:
- ¿Papa?
- Sí, hija, cuéntame
- Oye, quiero... que me digas la verdad
- Claro, hija. Siempre te la digo respondió el padre un poco sorprendido
- Es que... -titubeó Blanca
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen 
los Reyes Magos?
El padre 
de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando
descubrir el origen 
de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro
tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son 
los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta 
de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña
y tragando saliva le dijo:
- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no sé, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que
existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son 
los padres los que ponen los regalos
pero...
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con 
los ojos humedecidos-. ¡Me
habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque 
los Reyes Magos sí que
existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara 
de
Blanca .
- Entonces no lo entiendo. papá.

- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar
porque ya ha llegado la hora 
de que puedas comprenderla -dijo el
padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.

Blanca se sentó entre sus padres ansiosa 
de escuchar cualquier cosa
que le sacase 
de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para
él debió 
de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:

- Cuando el Niño Jesús nació, tres 
Reyes que venían de Oriente guiados
por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le
llevaron regalos en prueba 
de amor y respeto, y el Niño se puso tan
contento y parecía tan feliz que el más anciano 
de los Reyes, Melchor,
dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a
todos 
los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil 
de
hacer. No seremos capaces 
de poder llevar regalos a tantos millonesde
niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero 
de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos
compañeros con cara 
de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque
somos 
magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder
recorrer el mundo entero entregando regalos a todos 
los niños. Pero
sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían
realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía
escucharles muy atento, sonrió y la voz 
de Dios se escuchó en el
Portal:
- Sois muy buenos, queridos 
Reyes Magos, y os agradezco vuestros
regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme:
¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos 
los niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron 
los tres Reyes postrándose de rodillas.
Necesitaríamos millones y millones 
de pajes, casi uno para cada niño
que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos,
pero. no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino
dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez 
los
tres 
Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que 
los pajes que os gustaría tener deben
querer mucho a 
los niños? -preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron 
los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien 
los deseos delos
niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez
más entusiasmados 
los tres.
- Pues decidme, queridos 
Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los
niños y 
los conozca mejor que sus propios padres?Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que
Dios estaba planeando, cuando la voz 
de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre 
de los TresReyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos
regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos
los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, yde vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También
ordeno que, mientras 
los niños sean pequeños, la entrega de regalos se
haga como si la hicieran 
los propios Reyes Magos. Pero cuando los
niños sean suficientemente mayores para entender esto, 
los padres les
contarán esta historia y a partir 
de entonces, en todas las Navidades,los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y,
alrededor del Belén, recordarán que gracias a 
los Tres Reyes Magos
todos son más felices.

Cuando el padre 
de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la
niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá.. Y estoy muy contenta 
de saber
que me queréis y que no me habéis engañado.


Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la
mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el
año que viene ya guardaré más dinero.

Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres
Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.

Feliz Navidad desde todas las partes del mundo, y ya sabes que si
reenvías este correo a todos tus amigos con hijos o sobrinos se
cumplirán todos tus deseos."

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